Un reto importante fue Rayuela



El libro lo compró Jenny antes que yo y César siempre comentaba que era un libro eternamente joven, pero siempre me fue difícil pasar de los primeros capítulos. Tal vez por la dinámica de estudiante universitario o por el vértigo que nos ocupaba en esos días, siempre olvidaba el libro por ahí y nunca lo terminaba.
Años más tarde encontré este libro en numerosas conversaciones con amigos en Barinas. Me enteré que al igual que El Principito, Rayuela es un libro de culto. Y luego de encontrar uno de estos libros subrayado y con anotaciones en los bordes a lo largo de casi todo el libro, tal cual lo hiciera el propio Cortazar con sus libros, leerlo era un reto impostergable y me animé a comenzar nuevamente.
Entonces Xiomara me prestó el suyo y por primera vez avancé entusiasta casi hasta la mitad del libro, esta vez sin hacer caso a las indicaciones del autor y leyendo secuencialmente uno a uno los capítulos de esta novela. Ella me vio tan entusiasmado que me regaló su libro, aún lo conservo como me lo entregó y lo releo cada vez que puedo.
Pero no fue sino hasta el año 2014, con Violeta recién nacida, cuando pude cumplir el reto de una forma poco habitual.
En aquellos días Violeta tenía un horario muy particular y durante varios meses fue casi imposible dormir por las noches. Así que decidí tomar el libro y salir del cuarto cuando había perdido el sueño. Avancé entonces por los primeros capítulos, esta vez siguiendo las indicaciones de Cortazar y disfrutando su lectura como nunca antes.
El libro era algo engorroso para llevarlo conmigo a todas partes, sólo leía en casa y de noche, hasta que una mañana llegué al trabajo algo inquieto y con ganas de continuar la lectura que dejé incompleta en la madrugada. Entré a internet y comencé a buscar la novela pero había una sola computadora en la oficina y siempre había algo que hacer en ella, así que no podía quedarme sentado leyendo. Decidí descargarla en mi teléfono celular y buscar un lector de epub para intentar leer desde el celular.
Teniendo la novela en el celular, esa nueva extensión de nuestro cuerpo, no podía dejar de leerla, subrayando y tomando notas sobre el texto. Algunas veces copiaba fragmentos de la novela y los subía al twitter o los enviaba por mensaje.
Entonces fui feliz leyendo Rayuela en todas partes y a la hora que quisiera, en la cola, el transporte, la oficina, el baño, la cama, la cocina. La versatilidad del epub me permitía leerlo de día y de noche, adaptar el tamaño del texto y adaptar el brillo conforme me sentara mejor la pantalla, evitando que mi vista se cansara.
Desde entonces he leído más libros utilizando este formato en distintos dispositivos y aunque la placentera tarea de pasar, oler o rayar las páginas ya no sea lo mismo, ciertamente llevar mis libros favoritos en el bolsillo me ha servido para soportar las horas de cola, los viajes largos y cortos, y hasta ejercicios de lectura improvisada en talleres y actividades comunitarias. Por eso promuevo y recomiendo utilizar este formato para la lectura.
En Ediciones Madriguera comenzaremos a diagramar nuestros libros en este formato para promover su uso y facilitar las descargas de nuestros libros con el uso de datos móviles en móviles, laptops y tabletas.