Hace más de medio año escribía en este espacio que desconocía el futuro de este proyecto y si era necesario cerrarlo para emprender otro nuevo. Pero he decidido no seguir postergando la decisión sobre el destino de este proyecto editorial, asumo mi responsabilidad como conductor del proyecto, y finalmente sí: renuevo mi compromiso con Ediciones Madriguera. Los libros que están pendientes por salir, saldrán y también nuevos títulos.
Reconozco el lugar que la editorial ha conquistado dentro del ecosistema editorial venezolano. Ediciones Madriguera es una editorial alternativa y artesana. 
Vuelvo a comenzar esta vez desde más dos (+2), no desde cero ni desde uno, porque parto esta vez de la experiencia aprendida con mi colectivo, y esa segunda etapa de empresa familiar que terminó a finales del 2018. 
Con el saber acumulado a lo largo de estos años comprendo la necesidad de establecer límites claros y objetivos comprobables, dos elementos imprescindibles para la evolución del proyecto.
Un cambio de imagen de la editorial era necesario para abrir esta nueva etapa, renovando los principios, valores y objetivos. 
Estoy entusiasmado con el cambio y además se vienen libros nuevos para estos meses, entre las novedades: "Mar Citadino" un poemario de Williams Alberto Hernández, que constituye un paso por la contemplación de la existencia desde la relación con los otros; "La Magia del Asombro. 300 adivinanzas" de María Elvira Gómez Rámos, un libro lúdico y para leer en colectivo; "Colores raros" de Wilmara Borges, con textos que buscan transmutar la enfermedad y la muerte a partir de la historia y las emociones de quienes transcurren una etapa de su vida (algunas veces la última) en una sala de hospital.
En resumen la editorial vuelve a trabajar con la seguridad de saber que es posible lograr a las metas planteadas, pero a paso de hombre, como el poema de Juan Calzadilla: 

¿Por qué tengo yo que ir más a aprisa?


A través de la ventanilla del automóvil observo los muros, las casas, las calles,
los árboles, los pastos, los cultivos, los baldíos,
que ante mí también pasan raudos
a la misma velocidad a que yo paso
pero en dirección contraria,
como si entre la naturaleza y yo se estableciera
una pugna para decidir
quién se despide y quién se queda.
¡Oh, de ningún modo pretendo ni quiero
permanecer fijo!
Mi movilidad es lo que hace que viva.
Es, así pues, mi carta de triunfo.
Pero ¿por qué tengo yo que ir más aprisa
y dar cuenta de los frutos de mi rápida incursión
en esta vida, de las ganancias y pérdidas
que en el trayecto hice?
En realidad yo a donde quiero ir
es hasta donde mi viaje termine
No hasta donde ustedes quieren
que yo rápidamente vaya
haciéndome creer que con esto me ahorran
más dolores y penas
y que la partida y el final son igualmente fatales.
En realidad, como les digo, yo lo que quiero
es que me dejen llegar a donde mi meta se acabe,
tranquilo, sin que sienta pena por no haberme ocupado
de hacer el balance de ganancias y pérdidas,
subido a mí mismo, sí,
y apenas tan rápido
como me lo permiten mis cuatro extremidades.
(1999)

Tomado de "Ecólogo de día feriado. Antología personal", Fund. Editorial El Perro y la Rana, 2007.