El pasado mes de abril cumplimos sin celebración alguna 10 años de vida editorial con "Madriguera" la hoja poética y aunque el trabajo de una década es algo que debe ser celebrado sin duda seguimos inmersos en una dinámica austera de fiesta.

Los últimos años de Ediciones Madriguera han sido de pequeños fogonazos que de alguna forma la han mantenido viva y no fue sino hasta finales del año pasado que nos planteamos reactivarla en serio y por completo, cosa que después de casi un año aún vamos logrando poco a poco. 

Me permito narrar, a crónica personal, lo ocurrido desde entonces:

El agosto de 2015 llegó a la oficina donde trabajo desde hace varios años, nuestro amigo Camilo Morón acompañado de una mujer de vestido floreado. No es común su visita en mi oficina y menos en compañía de alguien. Luego de saludarnos y de presentarnos me hablaron de hacer un libro.
Yudelis, así se llamaba la acompañante de Camilo, me comentó de un libro de padre, el señor Hipólito García. Un libro que habla sobre la historia de su pueblo natal en el occidente falconiano: Bariro. Me mostró una versión digital y afirmó que lo estaban corrigiendo en ese momento y que estaban buscando editorial.
Nosotros, dedicados a nuestros empleos de turno al cien por ciento, teníamos mucho tiempo sin publicar nada bajo el sello de Madriguera. Hacía menos de un año nos habían otorgado el Premio Nacional del Libro mención Libro Artesanal por el libro “De eso se trata” escrito por Jenifeer Gugliotta e ilustrado por Pemo Jiménez; pero el último libro en imprimir fue el de César Seco, “El poeta de hoy día”, poco más de un año atrás. Yo consideraba imposible volver a editar en esos días, sin embargo le pedí su correo y le dije que consultaría con Jenifeer.
Esa misma tarde conversé con Jenifeer y levantamos un presupuesto. El libro costaría Bs. 950,00 por ejemplar, lo que correspondía a gastos de material y el pago por servicios de elaboración y demás. En ese entonces nos parecía un precio bastante elevado pero considerando la extensión del libro -casi 200 páginas- y la cantidad de fotografías, era lo menos que podíamos pedir.
El proceso comenzó rápido, Yudelis nos envió el libro por correo y realizó el pago del 50% del costo total del libro. A partir de ese momento fueron comunes mis trasnochos para diagramar y diseñarlo. Yudelis y yo nos comunicamos por correo por lo menos dos veces por semana hasta terminar el arte final.
El libro lo leímos los dos, Jenifeer y yo. Llegaba a casi 200 páginas y contaba con un sinnúmero de imágenes, casi todas con su correspondiente leyenda. Luego de esa primera lectura enviamos la versión en digital a Yudelis, quien al cabo de unos días nos devolvió una lista completa de observaciones que revisamos e hicimos. Compramos materiales y comenzamos a imprimir, lenta pero disciplinadamente terminamos en 4 días, trabajando tres horas diarias y descansando los fines de semana.
El libro narra la historia del pueblo de Bariro, un pequeño pueblo ubicado al occidente del estado Falcón. Un libro de historia local que contado por Hipólito García nos cuenta una serie de historias ligadas a sus lugares, un recorrido narrativo entre memoria y sentimiento. El autor ensambla sus vivencias personales y las memorias de sus ancestros para ofrendar a su pueblo un libro que se inscribe en parte importante de su patrimonio. Su geografía, sus tradiciones, sus luchas sociales y los factores que han favorecido al pueblo desde su construcción: el ambulatorio, la escuela, el liceo, la vialidad, la junta comunal, los servicios de telefonía y luz eléctrica, todo se convierte en motivo de reseña por parte del poeta.
Volviendo al taller, todo fue más lento a partir de aquí. Por su grosor, la costura de los libros fue lenta y algo frustrante, pero tras varias semanas de trabajo teníamos las tripas terminadas y comenzamos el ensamble. En total pasamos casi 3 meses trabajando y constantemente preocupados por el tiempo. Cuando el libro fue terminado Yudelis ya no estaba en el país pero la entrega se hizo sin novedad. Ella dejó un cheque a mi nombre y yo entregué el libro en manos del propio autor.
Conversando con él, su familia y volviendo a tener los libros en las manos, esa inocente alegría se sentía igual que hacía algunos años, cuando entregamos sus libros a Raquel, Emilis, Flor Smith, Rafael Tiano, Irán Infante, Jenifeer y César. La misma sensación de cuando salía la revista Cubile y nuestra hoja de poesía. Las palabras del señor Hipólito y esa mirada en sus ojos, la llegada de un ser tan esperado, esa esperanza viva en su mirada. Parece que cuando más lo necesitamos aparecen los amigos a darnos aliento, agracedemos a Camilo por pensar en nosotros y traernos este libro.
Desde ese momento venimos buscando alternativas para retomar el trabajo con Madriguera. Faltan pocos meses para celebrar una década de nuestro primer libro artesanal "Antología de la Cueva" (2006) e insertar el trabajo editorial en nuestro mundo doméstico ha sido toda una aventura, pero eso será tema para otro artículo.