Floriano Martins (Brasil, 1957), lo conocí a través de la literatura Colombiana, Gonzalo Márquez Cristo, Amparo Inés Osorio, poetas ambos y editores de Común Presencia, una excelente publicación, formando parte de su consejo editorial. Pero realmente a quien le escuché leer su poesía fue al maestro Alfredo Silva Estrada. De allí en adelante solía frecuentarlo en revistas y posteriormente en la Internet, hasta el día en que nos cruzamos en persona en el primer Festival Mundial de Poesía de Venezuela. Allí mi papel era el de su intérprete. Lo inesperado, Floriano hablaba muy bien el español, por supuesto es uno de los estudiosos de literatura hispanoamericana más respetado en el Brasil. Resuena en el universo de las letras latinoamericanas.
En El comienzo de la búsqueda (escritos surrealistas en la América hispánica) publicado en la antología Surrealismo y Nuevo Mundo, por la editora de la Universidad de Rio Grande do Sul, Floriano, con la agudeza que lo caracteriza, indaga en una corriente que marcó a varias generaciones estableciendo vínculos entre ellos muy importantes. Allí aparecen los nombres de poetas y grupos venezolanos: Juan Sánchez Peláez, Juan Calzadilla, El techo de la ballena, entre otros, contribuyendo de esta manera en difusor de nuestra poesía para Brasil. Editado por el sello Monteavila Latinoamericana, Un nuevo continente, antología del surrealismo en la poesía de América latina, complementa su estudio en este ámbito.
Floriano ha logrado moverse en varias aguas, tiene una fuerte relación con la música desde sus comienzos como artista. La plástica ocupa un papel preponderante toda vez que la ejerce de manera común a la poesía, labora con el collage oficiando para nuestra época un trabajo con presencia del surrealismo. Editor de lo impreso, de lo digital, suma a su vida constante una manera de vida intensa, difusora y solidaria. La traducción y el ensayo en él encuentran un combatiente de la palabra. Pertinaz en el tiempo, simultáneamente dirige el Proyecto Editorial Banda Hispánica.

HV - Hace un tiempo, como unos treinta años, Octavio Paz en su libro de ensayos El signo y el garabato, planteó una interrogante polémica en torno a la literatura hispanoamericana y la brasileña: “La literatura iberoamericana es doble: la escrita en portugués y la escrita en castellano”. De alguna manera nos lleva a pensar en una geografía dividida. A estas alturas de la historia iberoamericana y sus nuevas relaciones políticas, podemos afirmar que éstas han cambiado lo suficiente. Tú, que eres un conocedor de la realidad literaria del continente crees que se puede, de una vez por todas, pensar en una poesía latinoamericana. No sientes que aún hay barreras entre nosotros. Nos interesa más un autor impuesto por el mercado del libro, que un libro de un autor nuestro.

FM - No creo que tenga habido cambios significativos. Personajes como Octavio Paz, por ejemplo, están marcados por cierta ambigüedad: sus acciones no corresponden al color de sus críticas. Los principales intelectuales, los más influyentes y actuantes, en Latinoamérica, dime, ¿cuántos efectivamente trabajaron o trabajan en nombre de esa integración? Los encuentros decisivos entre culturas se logran a través de la acción sistemática de que son ejemplos ediciones de libros y revistas, traducciones, organización de eventos internacionales etc. Ya no se puede decir que los gobiernos sean los únicos culpables, porque artistas e intelectuales han cumplido también su papel de mantener la cultura ibero-americana aislada entre sus 20 países, independiente del hecho de que 19 de ellos hablen español e solamente uno hable portugués. El problema jamás estuvo en el idioma.

HV - Los festivales de poesía son un escenario que permite abrir un espacio entre el pueblo y los creadores, siendo éstos parte importante de ese mismo pueblo. Es como la tercera vez que asistes a este festival, inclusive formas parte del jurado, junto al homenajeado, el poeta William Osuna y el poeta dominicano Rei Berroa. Te parece que el festival de poesía de Venezuela forma parte de una tradición al igual que el de Medellín.

FM - Hay dos detalles que pueden comprometer la grandeza poética de los festivales, los excesos en nombre del espectáculo o de la política. La tradición de eses festivales nace en los años 60 gracias a los esfuerzos pioneros de Sergio Mondragón, Margareth Randall, Manuel Grimberg y otros, la gente que editaba las revistas El corno emplumado (México) y Eco contemporáneo (Argentina). En los últimos años me parece que algunos perdieron su fuerza mágica, de manera que más que comparar el de Medellín con el de Venezuela lo que importa es crear condiciones de resistencia y ampliación de eses palcos esenciales de la poesía en nuestro continente. Tal vez se pudiera pensar, por ejemplo, en un encuentro –que podría ser en Caracas– de organizadores de todos ellos (festivales, ferias de libros y demás eventos de la misma naturaleza), para la definición de una acción conjunta que pudiera concretar la realización de nuevos encuentros por todos los países.

HV - Entre esos puentes establecidos por ti con la poesía hispanoamericana y brasileña, encuentras una sintonía del poeta homenajeado William Osuna, por ejemplo, con Roque Dalton o, en el caso de Brasil, con Ferreira Gullar.

FM - Son tres voces muy distintas entre sí, que particularizan con acentos distintos su acercamiento de lo que se entiende genéricamente por poesía social. El brasileño Gullar es más distante de los demás, incluso por la variedad de sus registros poéticos.

HV - Además de la actuación como jurado en el Concurso Nacional de Poesía, presentas un doble volumen que reúne entrevistas a poetas de todos los 20 países ibero-americanos. ¿Cómo has realizado este trabajo?

FM - Este libro nace en los años 80, cuando me correspondo con los primeros poetas entrevistados, de que son ejemplos Pablo Antonio Cuadra, Pedro Lastra, Enrique Gómez-Correa, Fernando Charry Lara, Alfredo Silva Estrada y Eugenio Montejo. Incluso fueron poetas cuya generosidad me ayudó a descubrir otros nombres y circunstancias. El libro reúne 52 entrevistas en un panorama expresivo de la grandeza, honestidad y diversidad de una tradición lírica que no cabe duda ser una de las más fuertes del mundo. Pero es también una prueba de la visión editorial de Miguel Márquez, que ha acreditado en sus posibilidades y de inmediato lo aceptó publicar en el Fondo Editorial El Perro y la Rana.

HV - Y de tu poesía –ya sabemos que recién ha publicado una antología en España y ahora se prepara la edición de un libro en Costa Rica– ¿qué presentas en el Festival?

FM - Desde siempre que me interesan las posibilidades de relación entre el poema, la canción, la plástica, el teatro, la fotografía etc. Más reciente tengo trabajado con un acercamiento amoroso entre el poema, la fotografía y la música. Es lo que presento en Venezuela (Caracas, Trujillo y Carabobo), en las 4 oportunidades de lectura que me tocan, siempre al lado, alternadamente, de dos queridas amigas venezolanas, Adlin Prieto y Lisette Pinto, que leerán conmigo los poemas. Y de corazón agradezco al cariño de todos los venezolanos, porque siempre me siento muy tranquilo en ese país.

[Caracas, mayo de 2010]